viernes, 23 de mayo de 2014

Octava Clase: I Samuel hasta Esdras

I Samuel:  La transición
  
Este libro (y el siguiente) lleva el nombre de Samuel porque él es la persona que Dios usó para facilitar “la transición” que toma lugar durante la historia registrada aquí.  Hasta los libros de Samuel, la nación de Israel ha estado bajo una “teocracia” (Dios era su “Rey” y Líder).    Pero por la rebelión del pueblo de Dios y debido a su desobediencia bajo los jueces, esta época de la teocracia fue un fracaso completo, obviamente no porque fuera una teocracia (gobierno de Dios), sino debido al rebelarse el pueblo de Dios pidiéndole al profeta y juez Samuel que deseaban ser gobernados como las demás naciones (gobierno humano).  Así que, Dios les concede el deseo equivocado de su corazón y a través de Samuel, el último juez, para que Israel entre a una nueva etapa en la que se desarrolla como nación entre altos y bajos.  

El libro de I Samuel comienza contiene en sus primeros siete capítulos mostrando a Israel gobernado a través del profeta mismo.  Samuel es diferente de los demás por su relación con la Palabra de Dios, y es por esto que Dios lo usó tanto. Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.  Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová.  I Sam. 3.19-20  

Este primer libro de Samuel podría llamarse “el Libro de Saúl” porque la gran mayoría de su contenido se trata de la vida de este primer rey de Israel. El principal problema con Saúl es que Dios no lo escogió para ser rey de Su pueblo. Saúl fue elegido por los mismos israelitas.  El testimonio de su relación con la Palabra de Dios es muy diferente del de Samuel, y por esto Dios le quitó el reino para dárselo a otro mejor que él. 
Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación.  Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey. I Sam. 15.23 

Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, 
y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.   
I Sam. 15.28  

El pueblo no quería esperar a que Dios les proveyera un rey, entonces escogieron a Saúl (que, de hecho, llegó a ser uno de los 18 tipos principales del Anticristo en la Biblia). El Señor tenía a otro en mente (uno de los 21 tipos principales de Cristo en la Biblia) y de él se trata el siguiente libro en la Biblia.  

Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos;  
y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David.  
Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá. 
I Sam. 16.13


II Samuel:  La confirmación  

Como I Samuel es “el Libro de Saúl”, II Samuel podría llamarse “el Libro de David” porque trata de los hechos de la vida de este gran rey de Israel. El reino que era dividido bajo el reinado de Saúl ya se une y se confirma bajo David quien empieza a extender las fronteras de Israel derrotando a todos los enemigos con que se encuentra. 

Y puso guarnición en Edom; por todo Edom puso guarnición,  
y todos los edomitas fueron siervos de David.  
Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue. 
II Sam. 8.14  

David, el hombre de guerra, es un cuadro de Cristo Jesús en Su segunda y gloriosa venida. Como el rey David, Jesucristo hará guerra contra los enemigos de Israel y los sacará de la tierra que Dios le dio a Israel.  Al final de la vida de David, hay paz en el reino e Israel está ocupando casi toda la tierra prometida.   Es durante este tiempo de paz que el reino pasa de David a su hijo, Salomón, un tipo y cuadro de Cristo sobre el trono de David durante el Milenio cuando reinará como el Rey de reyes. La historia de Salomón es el tema de la primera parte del siguiente libro, I Reyes.  


I Reyes:  La descomposición  

La historia de I Reyes empieza bien cuando Salomón recibe el trono de su padre, David.  
Durante el reinado de Salomón, Israel experimenta un tiempo de paz y seguridad en la tierra prometida como nunca en su historia, como cumplimiento del Dios Fiel del Pacto que hizo con David. Los judíos llegan a ser la cabeza de las naciones gentiles y todo el mundo se halla bajo los pies de Israel durante los primeros capítulos de I Reyes
.  
Y Salomón señoreaba sobre todos los reinos desde el Éufrates hasta la tierra de los filisteos  
y el límite con Egipto; y traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los días que vivió.  
I Rey 4.21 

Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.  
Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios
 había puesto  en su corazón. Y todos le llevaban cada año sus presentes: 
alhajas de oro y de plata, vestidos,  armas, especias aromáticas, caballos y mulos. 
I Rey 10.23-25 

Durante este periodo de paz y dominio Salomón edifica el famoso Templo de Jehová en Jerusalén.  Le cuesta siete años edificar la casa de Dios.  Aquí, entonces, es donde Dios nos da una pista sutil de los problemas en el reino que resultarán luego en la descomposición del reino. Justo después de terminar la casa de Dios (I Rey 6.38), Salomón edifica su propia casa (I Rey 7.1). No le cuesta siete años edificarla, sino que dura 13 años haciéndola.  En esto no sólo vemos el número de la rebelión, también el hecho que el rey ocupa casi el doble del tiempo en su propia casa que el que invirtió en la casa de Dios. Cuando nosotros nos preocupamos por nuestra propia comodidad más que por la comisión de Dios, estamos por caer. Esto es exactamente lo que le pasa a Salomón. 

Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos,  
y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.  
Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios,  y a Milcom, ídolo 
abominable de los amonitas.  
I Rey 11.4-5 

La historia de Salomón termina muy diferente de cómo empieza. Él deja de seguir a Dios y empieza a seguir a los dioses falsos de sus muchas mujeres descarriado del propósito y del Pacto que Dios había levantado tanto con su padre David como con el mismo Salomón.  Salomón es una lección negativa en la historia de Israel para que el pueblo espiritual de Dios, la Iglesia, obtenga una enseñanza positiva respecto de no abandonar nunca el Pacto que Dios le ha levantado mediante Cristo Jesús El Rey Perfecto y Eterno. 

Después de Salomón el reino se divide en dos, con las diez tribus del norte (llamadas “Israel”) separándose de las dos del sur (llamadas “Judá”). Luego, a través de una rápida sucesión de diferentes reyes, tanto en Israel como en Judá, el reino se va descomponiendo hasta que Dios manda el castigo fuerte de la dispersión en el siguiente libro. El último rey que se menciona en el último pasaje del Libro de I Reyes es un buen ejemplo de casi todos los reyes de Israel y de Judá después de Salomón. 

Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria,  el año diecisiete de Josafat 
rey de Judá; y reinó dos años sobre Israel. E hizo lo malo ante  los ojos de Jehová, y anduvo 
en el camino de su padre, y en el camino de su madre, y en el camino  de Jeroboam hijo de
Nabat, que hizo pecar a Israel; porque sirvió a Baal, y lo adoró, y provocó a ira a Jehová Dios 
de Israel, conforme a todas las cosas que había hecho su padre. 
I Rey 22.51-53.


II Reyes:  La dispersión  

Es durante la historia de II Reyes que Dios le manda a Israel la mayoría de los profetas.    Por medio de los profetas Dios amonesta a Su pueblo a arrepentirse y le avisa del duro juicio y castigo que están por venir. (Una señal distintiva de la manifestación profética de Dios, es decir, el surgimiento de los profetas de Dios, es que se da en momentos de una profunda crisis espiritual, moral y social en el pueblo de Dios y el papel de los profetas, generalmente ha sido confrontar al pueblo de Dios respecto de su pecado y alejamiento de Dios y exhortarlo a “volver a las sendas antiguas”, o sea el Camino recto que es Dios mismo).   

Después de 80 años de prosperidad bajo David y Salomón, la nación de Israel lo pierde todo en II Reyes porque no quiere dejar de pecar y así se hunde más y más en la apostasía y la idolatría.   Al fin y al cabo Dios no espera más y manda a Su pueblo a la dispersión. Israel (las diez tribus del norte) es llevado cautivo por los asirios en II Reyes 17, y Judá (las dos tribus del sur) se va al cautiverio babilónico en II Reyes 25.  

Nabucodonosor fue el primer rey gentil para hollar Jerusalén. 

En el mes quinto, a los siete días del mes, siendo el año diecinueve de Nabucodonosor 
rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey 
de Babilonia.  Y quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; 
y todas las casas de  los príncipes quemó a fuego.   Y todo el ejército de los caldeos que estaba 
con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén. Y a los del pueblo
 que habían quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia, 
y a los que habían quedado de la gente común, los llevó cautivos Nabuzaradán, 
capitán de la guardia.  
II Rey 25.8-11 

Dios le quitó a Israel el reino y se lo entregó a los gentiles, quienes desde entonces han reinado en el mundo.  Israel podría haber recibido este reino físico en el mundo durante la primera venida de Cristo, pero lo rechazó cuando no aceptó a Jesús como su Mesías.  Así que, los tiempos de los gentiles se extenderán hasta la segunda venida de Cristo (Apoc 11.2), cuando Él vendrá para tomar control de los reinos de este mundo a la fuerza (Apoc 11.15). En el segundo capítulo de Daniel, La Escritura da un bosquejo de los tiempos de los gentiles en la imagen de metal que Nabucodonosor vio en su sueño. Estos tiempos empezaron con el reino de Babilonia y Nabucodonosor que era la cabeza de oro (Dan 2.36-38). Terminarán con la venida del Mesías, la piedra que desmenuza toda la imagen destruyendo el último reino de las piernas y los pies (Dan 2.44-45).


I Crónicas:  La retrospección (I y II Samuel)

Primero de Crónicas es una retrospección de los libros de Samuel. Se trata de los mismos acontecimientos de los reinados de Saúl y David pero se escribieron desde una perspectiva diferente. En Samuel vemos los eventos desde la perspectiva del trono (de los reyes) y en         I Crónicos los vemos desde el punto de vista del templo (de los sacerdotes). 


 II Crónicas:  La retrospección (I y II Reyes) 

Segundo de Crónicas es una retrospección de los libros de Reyes. Se trata de los mismos eventos que se registraron en I y II de Reyes, sólo que se escribieron desde una perspectiva diferente. Igual que I Crónicas, este libro se escribió desde la perspectiva del templo (de los sacerdotes) y no del punto de vista del trono (de los reyes).


Esdras:  La restauración.

En los siguientes tres libros, la historia de Israel continúa y por esto se incluyen en el grupo de los libros de historia. Sin embargo Esdras, Nehemías y Ester forman un grupo aparte porque se trata de la historia de Israel después de la cautividad (la dispersión). El Libro de Esdras es un libro acerca de la restauración de la nación de Israel en la tierra prometida después de los 70 años (Jer 25.11-12; 29.10; Dan 9.2) de cautividad en Babilonia.

Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén.  
Esd 1.2-3

Vuelven a su tierra y la primera cosa que hacen es reconstruir el templo para restablecer la comunión con Dios.  Este es un buen patrón para nosotros cuando nos encontramos bajo la disciplina del Señor por habernos metido en pecado. Después de arrepentirnos, la primera cosa que necesitamos hacer es restablecer la comunión con Dios.  Necesitamos estar en Su presencia. Como los judíos volvieron al lugar de bendición y reedificaron el templo (donde podían estar en comunión con el Señor), nosotros necesitamos volver al lugar de bendición y reedificar un buen tiempo a solas en la Biblia y la oración (donde podemos estar en comunión con el Señor). Lo primordial siempre es la comunión con Dios.