LIBROS PROFÉTICOS
Se
puede dividir los libros de los profetas en dos grupos generales: los mayores y
los menores. Estos términos no tienen nada que ver con los temas del contenido
de estos libros (porque a menudo los temas de los profetas menores son muchos
más intensos que los de los mayores) sino con su tamaño. Los profetas mayores
tienen más contenido—volumen—que los menores, salvo por el pequeño Libro de
Lamentaciones que se incluye con los mayores porque es como un apéndice del
Libro de Jeremías. Así que, los libros proféticos que son más gruesos se llama
“los profetas mayores” y los más pequeños son “los profetas menores”.
Mucho
del contenido de los profetas se trata doctrinalmente de la Tribulación, la
segunda venida de Cristo y el Milenio. Las frases “aquellos días”, “aquel
tiempo”, “aquel día” y “el día de Jehová” abundan en los libros de los
profetas. Son frases claves que establecen el contexto doctrinal y se refieren
a los tiempos del fin. Ver el capítulo 10 para una explicación de estas y las
otras frases claves en la Biblia.
LOS CINCO PROFETAS MAYORES
Isaías: El Rey
que gobierna toda la historia
En el
Libro de Isaías vemos a Dios como el gran Rey que gobierna toda la historia
desde la eternidad pasada hasta la futura. Él es el Creador de todo y por lo
tanto reina sobre todo.
Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque
yo soy Dios,
y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo
por venir desde el principio,
y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi
consejo permanecerá,
y haré todo lo que quiero.
Isa
46.9-10
En este
contexto, Él manda un mensaje duro a Su pueblo a través del profeta Isaías.
Isaías
escribió unos 150 años antes de la cautividad babilónica que se registra al
final de II Reyes. Dios mandó esta profecía específicamente a los habitantes de
Judá y de Jerusalén (Isa 1.1) porque estaba muy
enojado con los de Su pueblo por razones muy obvias.
¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de
malignos, hijos depravados!
Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se
volvieron atrás.
Isaías
1.4
Sin
embargo, a pesar de Su ira, Dios no quería destruir a Su pueblo. Quería estar a
cuentas con ellos, pero tendrían que arrepentirse de sus pecados primero. Para
esto Dios les envió en mensaje del Libro de Isaías.
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren
rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Isaías
1.18
Jeremías: El Juez que recompensa la
iniquidad.
Jeremías
escribió justo antes de la cautividad babilónica que vemos al final del Libro
de 2Reyes. En este libro Dios es retratado como el gran Juez que recompensa a
Su pueblo por su iniquidad de apostasía e idolatría, y entonces a través del
profeta Jeremías le promete a Israel una dura retribución.
Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los
que me dejaron,
e incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron.
Jeremías
1.16
Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de
agua viva,
y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen
agua.
Jeremías
2.13
A la
luz de estos pecados de Israel, la exhortación de Jeremías es bien clara.
Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo,
diciendo: Jehová me envió a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad,
todas las palabras que habéis oído. Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras
obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que
ha hablado contra vosotros.
Jeremías
26.12-13
Pero
sabemos que los judíos no le hicieron caso. A pesar de la dura predicación y
exhortación de Jeremías, ellos seguían en su necedad (como muchos cristianos
hoy día, que a pesar de la clara enseñanza de la Escritura siguen carnales,
fríos, irresponsables y mundanos) hasta que Dios los juzgó y los arrebató de su
tierra en juicio llevándolos a Babilonia por los 70 años de cautiverio.
Lamentaciones: Los
lamentos; fruto de la desobediencia
El
Libro de Lamentaciones es “la división” entre antes y después de la dispersión
babilónica. Israel rehusó someterse a Dios y a Su plan de extender el reino,
entonces sufrieron las consecuencias de su pecado y de su rebelión. En
Lamentaciones vemos que Dios les daba “con la vara de corrección” y era duro.
Jeremías
escribió este libro (vea el título en su Biblia: “Lamentaciones de Jeremías”)
cuando Judá y Jerusalén cayeron y fueron destruidos por los caldeos (los del
reino de Babilonia).
¡Cómo ha quedado sola la ciudad populosa! La grande entre las
naciones se ha vuelto como viuda,
La señora de provincias ha sido hecha tributaria. Amargamente
llora en la noche, y sus lágrimas están en sus mejillas. No tiene quien la
consuele de todos sus amantes; Todos sus amigos le faltaron, se le volvieron
enemigos. Judá ha ido en cautiverio a causa de la aflicción y de la dura
servidumbre; Ella habitó entre las naciones, y no halló descanso; Todos sus
perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras.
Lamentaciones
1.1-3
Ezequiel: El
Señor que lo domina todo
El
contexto del Libro de Ezequiel se establece en el primero versículo de la
profecía.
Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días
del mes, que estando yo
en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se
abrieron, y vi visiones de Dios.
Ezequiel
1.1
Ezequiel
estaba entre los cautivos de Babilonia. Históricamente Ezequiel tiene que ver
con una profecía que Dios le dio a Su pueblo mientras que estaban bajo el
castigo divino de la cautividad. Aunque hay mucha amonestación a arrepentirse
del pecado en este libro, también se ve mucha esperanza. Dios quiere que Su
pueblo sepa que todavía es Su pueblo y que todavía hay un futuro maravilloso
para los que quieren arrepentirse, someterse y hacer Su perfecta voluntad. El
mensaje central del Libro de Ezequiel es el de la restauración de Israel. El
enfoque es la segunda venida y el Milenio. El libro empieza con una visión de
la venida gloriosa del Mesías con Sus querubines y termina con la visión del
templo en el reino mesiánico. Cuando Cristo—el Señor que lo domina todo— vuelve
para establecer Su reino, Israel será resucitado y reinará con Él como la
cabeza de las naciones. El pasaje clave de esta profecía es Ezequiel 39.23-29,
y el versículo clave es el siguiente.
Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos
llevado al cautiverio
entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a
ninguno de ellos.
Ezequiel
39.28
Daniel: El
Todopoderoso que planea el futuro
Daniel
escribió su profecía durante el tiempo del exilio en Babilonia también, igual
que Ezequiel. En esta profecía Dios, otra vez, les da a los de Su pueblo la
esperanza de que ellos siempre tienen un lugar en Su plan en la creación. Esta
esperanza tiene que ver con la venida del Mesías y el reino que Él establecerá.
Será un reino que, después de establecerse en la Segunda Venida, se extenderá
en toda la tierra y luego para siempre. Israel tendrá parte en este plan para
el futuro.
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del
cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le
hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para
que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio
eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
Daniel
7.13-14